La vida de los sordos en Afganistán es dura. Muchos consideran a los sordos discapacitados mentales, ya que tienen una forma muy fuerte de expresarse. Incluso sus padres son a menudo incapaces de comunicarse con ellos adecuadamente. Muchos no pueden, otros no quieren. También hemos oído hablar de padres que ven la sordera como un castigo y prohíben a sus hijos utilizar el lenguaje de signos. Debido a este rechazo o aislamiento, muchos se comportan como niños y nunca llegan a crecer mentalmente del todo. En nuestro centro para sordos queremos crear un lugar de aceptación, donde los niños aprendan a leer, escribir y contar, así como el lenguaje de signos. Actualmente tenemos 42 alumnos y 20 estudiantes adultos. Nueve empleados se encargan de que el centro esté bien atendido. Insistimos en la importancia de que los alumnos aprendan juntos y no solos. En el futuro, también queremos ofrecer talleres para los padres de los niños que ayuden a mejorar la comprensión. También nos gustaría poder ofrecer en el futuro iniciativas de formación para adultos. Muchos no encuentran trabajo después de la escuela y se quedan «atrapados» en el centro. Queremos ayudarles a crear mejores perspectivas. El destino de este proyecto es «6202». Muchas gracias por su apoyo.